martes, 21 de febrero de 2012

Los ojos del cine español (Homenaje a Elena Anaya)

Seguramente que en algún momento de su vida ustedes quisieron ser actores o actrices y vivir entre focos, cámaras, guiones, ... Pero para eso hay que nacer y saber mimetizarse, fusionarse y sentir el personaje que interpretas, saber rendirte al que durante el rodaje será tu cerebro, el director. Aún así muchos de los que se dedican a eso de la interpretación no nacen con esa estrella que los hace brillar cuando cogen un guión y dan lo mejor de sí delante de la cámara, otros, los que no se dan importancia, los sencillos y humildes son verdaderas estrellas del cine y del teatro.
Pienso ahora en una de estas luces, de reciente actualidad. Una a la que llamo "los ojos del cine español", la mirada más bonita que se ha asomado jamás a las pantallas de los cines, una mirada bicolor, en verde y marrón, como la tierra que la vio nacer hace ya 36 años, la bella Palencia, donde creció y fue extremadamente feliz y de donde salió para situarse junto a las demás estrellas del cielo cinematográfico. Quizá si no les digo su nombre no sepan de quien les hablo, se llama ELENA ANAYA y es un claro ejemplo de que paso a paso, con firmeza y constancia se consiguen cosas que parecen imposibles.
Su carrera ha sido más discreta que la de cualquier pseudoactriz que arrasa en taquilla, pero siempre ha hecho el papel que la ha convencido y la  ha enamorado, siempre ha escogido retos y producciones más austeras, desde sus inicios allá por 1996, con "África" de Alfonso Ungría, hasta hoy. 
Ha trabajado bajo las órdenes de Médem, León de Aranoa o Díaz Yanes y su nombre ha traspasado fronteras con Stephen Sommers en "Van Helsing", Fred Cavayé o con el manchego Pedro Álmodovar.
Sin duda un no parar, un constante caminar por los mundos del cine y el teatro que la ha llevado, el pasado 19 de febrero, a obtener el preciado Premio Goya a la mejor actriz por su papel en "La piel que habito" un galardón que estaba claro. Porque si se juntan grandes dosis de genialidad de Almodóvar y un inmeso talento por parte de Anaya reaccionan de manera brutal dando lugar a Vera Cruz, un estupendo personaje capaz de emocionar a cualquiera que se siente en la butaca del cine.
Quizá escriba esto porque nacer y compartir la misma ciudad de origen es un vínculo importante, pero no es así, su talento me ha llegado desde la primera vez que sus ojos me miraron desde la pantalla del cine Ortega de Palencia y desde que su dulce voz traspasara sutilmente mis conductos auditivos. Siempre supe que Elena llegaría lejos por ser constante, por no ir de diva ni de superestrella y por hacer de su valía y trabajo su distinción.
CHAPEAU ELENA, nos vemos en tu próxima película

Víctor Amor

1 comentario:

  1. No hay nada que mejor te defina que incondicional, más quisiera la mayoría de la gente tener un fan como tú, o simplemente tenerte como amigo. Eres muy grande, sigue así que eres genial.
    Besazos!

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