martes, 28 de febrero de 2012

Sin personas no hay ARTE (Colaboración de Laura Sanz)

La verdad, me hacen mucha ilusión las líneas que vienen a continuación, porque vienen de Laura porque ella y yo hemos compartido muchas cosas juntos, porque siempre nos hemos sentido diferentes, porque siempre tuvimos una necesidad innata de conocer nuevos mundos y nuevas cosas,... y porque amamos el ARTE, en todas sus manifestaciones, ya sea en forma de pintura, escultura, acordes, pentagramas, poemas...
Ahora mismo a ella y a mí nos separan alrededor de 1600 kilómetros que son los que separan mi Madrid del alma y su rinconcito mágico de Bélgica, pero aún así seguimos compartiendo todo esto y más.
Sin extenderme más, os dejo disfrutar del ARTE de Laura:

Es curioso. Víctor habló en mi blog sobre una medicación que le acompaña día a día -Las luces, el calor y las calles de Madrid- y yo vengo ahora a hablar en su blog de otro tipo de terapia que me está ayudando -y me ayuda desde siempre- aquí en Bélgica.
Si os digo las siguientes palabras: Notas, acordes, punteos, voz, estribillo, letras, poesías... ¿Qué es lo que os viene a la cabeza?
Jamás en mi vida he tocado un instrumento con excepción de la obligada "flauta dulce" en primaria.
Nunca.
De hecho, y sinceramente hablando, creo que no valdría para ello. Soy más del otro lado, al parecer; ya sabéis:
Oyente, espectadora, analizadora, soñadora, "suspiradora"

Porque supongo que eso es lo que me aporta una -buena- canción; Primero oígo, escucho, siento, palpo, analizo y luego vienen a mí sueños y suspiros.
Qué bonita sería la vida siendo un musical. Cantar a los cuatro vientos tus sentimientos cuando, por ejemplo, te han ascendido en el trabajo, te han dado el primer beso...
O no simplemente eso: Qué fácil sería la vida con banda sonora. Sí, imaginad:
La melodía de un piano por detrás de esas palabras de amor al confesarte a ese chico, la guitarra suave un día de verano con tus amigos, el saxofón acompañando esos días solitarios...
Todo sería más delicado, más detallado, más tierno... más humano.
Siempre he creído que el arte es lo que nos hace humanos de verdad. Lo que saca, arranca y expande aquello que tenemos dentro -ojo, ya bueno como malo, porque al fin y al cabo y desgraciadamente, la maldad también es humana-
A veces caminas por la calle, ves cientos y cientos de personas... todas diferentes, con distintos ojos, distintas maneras de caminar, sonreír, diferentes acentos, distintos estilos, unas con pecas, otras con canas... Y, aparentemente, están huecos.
Para ti, en ese momento, no son nada más que eso: lo que ves. No puedes llegar a imaginar todo lo que guardan dentro, todo lo que llevan cargando en la espalda, todas las personas que aman y necesitan.
Pero muchas veces en tu vida, esas personas que una vez fueron completamente ajenas a ti, pasan a ser parte de tu día y a día. Y sin embargo, cuanto más tiempo pasas con ellas más te das cuenta de que menos las conoces.
Pero entonces, el arte llega... y algo cambia.
Resulta que un día, una de esas personas, por alguna extraña y bonita razón, decide mandarte un escrito o una canción que realizó hace un tiempo... Y eso lo cambia todo. Se abre su alma, su corazón, su todo. Y entonces es ahí cuando puedes afirmar que esa persona es tan humana como tú; es ahí cuando entonces confirmas que todas esas palabras del poema que un día escribió dicen más de ella que cualquier mirada o sonrisa que te haya podido dedicar.
Supongo que eso es lo intrigante, desafiante y excitante de la vida y las personas. Que todo está guardado dentro, y que hay que ir conociéndolo poco a poco... entrando a través de la música, el cine, una pintura, una novela...
Llamadme soñadora, tonta, lo que sea... Pero artísticamente, todo se vuelve más bonito. E incluso algo tan complicado como las personas, llegan a cobrar sentido... aunque sea de una forma minúscula.
Supongo que no debería dar prioridad a la hora de enamorarme, a aquellos que escuchan Jazz, que leen a Oscar Wilde, Bécquer o aquellos que se deshacen ante la obra "El Beso" de Toulouse-Lautrec.
Supongo que no, pero no puedo evitarlo. El arte, su arte, me habla desde dentro... Me llama y es que...
Es que yo daría todo por el arte.
(El arte de las personas, el arte de amar, el arte de soniar, el arte de pensar, el arte de crear, el arte de vivir)
Desde un rinconcito de Bélgica, donde el arte se asoma por las esquinas,


Laureen Sigh W. (a.k.a. Laura Sanz)

Puedes seguir a Laura en:
Blog de Laura Sanz (Click aquí)

No hay comentarios:

Publicar un comentario